Las fotografías que forman la serie objetos fueron realizadas entre los años 1989 y 1992 en un estudio de Madrid.
Este trabajo, concebido como una serie limitada, es el resultado de un encuentro, y al mismo tiempo constituyó en su momento un puente hacia una determinada forma de entender la práctica de la fotografía, lo que posteriormente daría lugar a otro tipo de proyectos más extensos y abiertos.
Para la realización de objetos he prestado el máximo cuidado a aspectos como el encuadre y formato, material sensible, iluminación o un decorado sin adornos. El objetivo se ha enfocado a los objetos y a un resultado concreto en cada toma. Por eso muchos objetos volvían a ser fotografiados una y otra vez hasta que el resultado, aparentemente sencillo, coincidía con el propósito inicial. Por lo tanto la realización de cada fotografía ha estado medida y creada al propósito de conseguir la imagen en cada caso. Objetos es una serie cerrada de una determinada cantidad de fotografías.
Con la presencia fotografiada del objeto moldeado por el uso y el paso del tiempo y desprovisto de añadidos o cualquir atrezzo, el trabajo trata de proponer una escucha en el presente. También una exploración de los aspectos sutiles más allá de la superficie y del aspecto formal de la imagen. Un aquí y un ahora que se enfoca a un tiempo indeterminado. Un enfoque hacia la forma y el detalle tanto en el espacio que delimita al objeto como en el tiempo que lo configura.
Objetos
(…) Sorprende por tanto el viaje en solitario de Oscar Molina, sorprende la rotundidad con que emergen ante nuestros ojos unos objetos supuestamente anodinos. Desnudos, sin escenografías y sin aderezos estético-florales van formando parte de un conjunto que cobra sentido con la acumulación. Juntos conforman una partitura visual. La interpretación corre a cargo del espectador. Los silencios, las armonías, los ritmos están, si acaso, sugeridos : planteados en soto vocce para habilitar nuevas ordenaciones que darán lugar a nuevos ritmos visuales y nuevas melodías.
Cada nota, cada imagen ocupa con modestia su posición en el pentagrama. Algunos reconocerán en ellas veladas referencias hiperrealistas y un esfuerzo más a esa vocación natural de la fotografía de ensalzar y dignificar el más nimio de los objetos. Otros recordarán a través de su serie sobre pastillas de acuarela sus primeros pinceles, sus primeros garabatos de color. Habrá incluso quien considere que cada una de esas pastillas es el documento de un expresionismo accidental, gestos inerciales e irresponsables constituidos en cuadros dentro de un cuadro.
Sin embargo existe un reconocible interés en Oscar Molina por no acotar a priori el significado de sus imágenes: el uso del blanco y negro responde a este afán de no añadir pistas ni elementos estrictamente necesarios.
Desde el momento en que esas imágenes salen de su laboratorio dejan de pertenecerle y pasan a ser propiedad del espectador.
Olvidemos pues las clasificaciones y dispongámonos a improvisar melodías. (…)
Alejandro Castellote
Texto para el catálogo del Centro de Recursos Culturales. Comunidad de Madrid, 1992
La herida del instante
(…) Las fotografías de Oscar Molina son una constatación de la lenta erosión del tiempo, una mirada piadosa que se derrama sobre los utensilios cotidianos que han perdido su función : abandonados a las inclemencias del tiempo. El objeto más sencillo, un cuchillo, adquiere una extraña dignidad : algo así como una poesía que rescata las cosas del olvido. La referencia, el momento descriptivo en este fotógrafo es evidente, casi se podría decir que «tautológico», todo se mantiene en su lugar en el mundo : el plato mantiene su esencia, aunque su uso parezca lejano.
Barthes o Benjamín se enfrentaban a la fotografía guiándose más por lo azaroso que desgarra (el punctum) que por una afanosa dedicación general (el studium). El detalle es aquello que hace que la fotografía sea subversiva, asuste o estigmatice, es decir, aquello que la convierte en espacio del pensar. En las imágenes de Oscar Molina el detalle no es más que la totalidad del elemento que surge de un fondo negro : algo real que ya no se puede tocar, un resto que ha sido levantado desde un naufragio que es, en último término, un abismo. La fotografía atañe al tiempo ( y el tiempo es, a su vez la edad de las cosas ), en ella no hay futuro, nada puede ser añadido; eso conforma su patetismo, su melancolía, por medio de muchas imágenes aparece la muerte, la finitud, en toda su llaneza, ajena a la tragedia y la purificación. El tiempo se encuentra atascado. (…)
Fernando Castro
Extracto del texto para el catálogo: Meridiano. Comunidad de Madrid. Madrid, 1995
Características de las copias
Papel baritado Ilford Multigrade WT FB 40 x 50 cm.
Procesado de alta conservación al selenio.
Diferentes formatos.
Copias numeradas.
Características de las exposiciones
Copias enmarcadas en madera o aluminio.
Cantidad de imágenes en exposición variable.
Orden expositivo según sala exposiciones.
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